domingo, 23 de octubre de 2011

Reflexión dominical del Padre Gregorio Gil Cruz. Nochixtlán

Domingo, día del Señor
“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio...”
Evangelio: Mc 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.
El señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor
Celebramos en este domingo el día mundial de las misiones. La Iglesia dedica este día para orar por quienes consagran su vida al servicio del Evangelio en los lugares más apartados del mundo y donde no conocen a Cristo.
Las lecturas de hoy presentan la universalidad de la salvación y la responsabilidad de todo cristiano de colaborar en esta tarea. La Iglesia es misionera por naturaleza; el Señor Jesús es el primer enviado, el primer misionero: su misión es instaurar el Reino de Dios y conducirnos al Padre. El envía a su Iglesia, que es la continuadora de su misión. Hoy escuchamos en el evangelio el imperativo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura”. Por tanto, todo cristiano es enviado, por el Señor a continuar con esta obra de salvación, a colaborar con Jesús en la instauración del Reino.
En la realización de esta tarea Jesús involucra a otros: “Designó a doce, a los que llamó apóstoles, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios” (Mc. 3, 14-15). Los apóstoles fueron los continuadores de esta tarea: “Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes...” La Iglesia es la continuadora de esta misión, por el bautismo, todos somos llamados y enviados, indistintamente, según nuestra propia vocación específica, condiciones y posibilidades a realizarla.
La Buena noticia de la salvación tiene como destinatarios principales a los excluidos y marginados. Sin embargo, no es exclusiva ni excluyente, pues la salvación está dirigida a todos los pueblos. “La mies es mucha y los trabajadores pocos”. Son muchas las áreas, los ambientes que hay que evangelizar, es todo el tejido social al que hay que llevar el anuncio y la vivencia de los valores del Reino. El pecado se cierne cada vez más, el mundo vive inmerso en medio del odio, egoísmo, guerra, violación a los derechos humanos; la corrupción aumenta en todos los niveles; aumentan también los atropellos a la dignidad de la persona humana. Es necesario volver a los valores propuestos por Jesús; vayamos, como los apóstoles a anunciar a Jesús en nuestras familias, en el trabajo, en la Universidad. Humanicemos nuestra sociedad, hagámosle caso al Señor que hoy nos envía a ser los instrumentos de una buena noticia, seamos sal y luz para los demás con nuestro testimonio de vida. Inyectémosle una mayor dosis cristiana de amor, fraternidad, responsabilidad, honestidad, honradez, justicia y paz a los distintos ambientes en donde nos encontramos. Escuchemos con renovado entusiasmo el mandamiento del Señor: “Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones…” Oremos por quienes son difamados, calumniados o perseguidos por dar testimonio del Evangelio.
Que Dios todo poderoso nos ayude a tomar mayor conciencia de nuestras responsabilidades cristianas, pues con el trabajo silencioso de una madre, con el trabajo responsable, disciplinado y honesto de todos, podemos construir un mundo más humano y fraterno. Dios los bendiga. Feliz domingo.


P. Gregorio Gil Cruz Glz.
@PGil_Cruz

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