lunes, 20 de junio de 2011

Comunicado de prensa. Domingo19 de junio de 2011. Monseñor José Luis Chávez Botello

UN ESPEJO PARA MIRARSE Y RECONOCERSE PADRES E HIJOS

Junio 19 de 2011.


Hoy en muchos hogares celebran el día del padre; una oportunidad para revisar, valorar y fortalecer esta figura tan importante para la vida de las personas, de las familias y de la sociedad.

Palpamos con preocupación cómo la figura del padre en nuestra sociedad se desdibuja y se deteriora cada vez más; las uniones libres, la infidelidad y alcoholismo, los hijos fuera del matrimonio, los abandonos de hogar, la violencia intrafamiliar, las separaciones y el alto índice de divorcios son algunas de sus manifestaciones; no podemos permanecer solo observando sin hacer nada para levantar la identidad del padre tan importante y cercana a todos. Las ciencias nos llaman la atención sobre la importancia de la figura paterna en la configuración de la personalidad; desde las ciencias y la experiencia podemos encontrar al menos tres clases de padres:

1-Los padres autoritarios quieren tener a sus hijos controlados; son estrictos e intransigentes, ponen siempre en primer lugar el cumplimiento de las reglas pero descuidan el amor manifestado con detalles a sus hijos. En este ambiente los hijos suelen crecer reservados, con gran dificultad para confiar en los demás y pueden llegar a ser infelices.

2- Los padres permisivos pretenden ser cercanos-“cuates” de sus hijos; tienen en alto el amor pero mal entendido y por eso descuidan el cumplimiento de las reglas, buscan la aprobación de sus hijos y tienen cierto miedo de corregirlos y de pedirles lo que saben o suponen no aceptarán; no saben poner límites claros. En esta relación los hijos se vuelven exigentes, caprichosos y hasta autoritarios.   

3-Los padres compañeros-guías ejercen su autoridad en un clima de aprecio y de confianza; ponen en primer lugar las expresiones sinceras y cotidianas de amor sin olvidar el cumplimiento de las reglas necesarias; permiten que sus hijos se expresen libremente pero les enseñan a respetar, con palabras y acciones, a todos los miembros de casa; transmiten la importancia de vivir el respeto, el orden, la responsabilidad y la honestidad. En esta atmosfera los hijos se desarrollan con sana autoestima, fuertes pero no violentos, decididos pero reflexivos, en la auténtica libertad, suelen ser creativos y adaptados socialmente; es tierra fértil donde se forjan personas maduras.

 Es importante tener en cuenta que ningún padre nace autoritario, permisivo o compañero- guía; cada uno se va haciendo en la vida. Toda persona puede cambiar, mejorar o empeorar, pero para mejorar es absolutamente indispensable conocerse a sí mismo, amarse y superarse; tarea que requiere decisión, poner los medios adecuados y perseverancia. Urge una adecuada educación en el amor y en la sexualidad para no reducir el amor a la atracción y sentimiento; se requiere cultivar la actitud de diálogo y ejercitarse en él para crecer sin sofocar las capacidades de los demás; es necesaria la formación en la responsabilidad y ejercitarse para asumir los compromisos.

Papás, ¿Quieren en verdad que sus hijos mejoren?, comprométanse a quererse y a superarse ustedes mismos porque al no quererse y dañarse ustedes, dañan también a sus hijos. Hijos, no sean duros con sus padres, ayúdenles a quererse y a superarse, así los querrán y se superaran también ustedes. Papás, su esposa y sus hijos los necesitan. ¡Felicidades!.

Con mi saludo y bendición para todos.

                                                               + José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera, Oaxaca