domingo, 6 de marzo de 2011

Comunicado de Prensa de Monseñor José Luis Chávez Botello

SIN RESPETAR LA DIGNIDAD DE LA MUJER NOS DAÑAMOS TODOS
Comunicado de prensa

Marzo 6 de 2011.

Se impone una palabra con motivo del próximo Día Internacional de la Mujer. Todos somos testigos de la lucha por la igualdad entre el varón y la mujer; en los últimos 30 años ha crecido de manera significativa el porcentaje de mujeres con estudios universitarios y su presencia en el campo de la salud, de la ciencia, de la educación, de la política, en la empresa, en cargos de dirección. Esto no solo es laudable sino justo y necesario, pero aún falta mucho camino por recorrer.

La dignidad del varón y de la mujer es el fundamento de la igualdad fundamental y de los mismos derechos humanos; esta igualdad de ninguna manera comporta la desaparición de las diferencias físicas, biológicas y psicológicas que emanan del ser varón o del ser mujer; caminar hacia la ambigüedad, la distorsión o desaparición de esas diferencias sería un verdadero desastre para la identidad de las personas, un grave deterioro para las familias y para la misma sociedad. Entre el varón y la mujer se da complementariedad y, en consecuencia, hay que erradicar toda idea de superioridad, de marginación y de competencia; el machismo y el feminismo ya nos han dañado mucho.

Nos conviene a todos defender y fortalecer la dignidad de toda persona pero sobre todo de las mujeres dada la marginación, violencia y la falta de igualdad de oportunidades para superarse que por décadas han sufrido en Oaxaca. Estamos sufriendo frutos de graves errores sociales y políticos en el campo de la educación, de la familia y de la política en relación a la mujer; es penoso reconocer que aún existen poblaciones donde la costumbre se ha convertido en un abuso al negarle a la mujer el derecho al voto, a poseer tierra o a ejercer algún cargo.

El trabajo de la mujer suele ser mal remunerado y hay ambientes en los que, por su condición, soporta el hostigamiento sexual para conservar el empleo. Vemos con tristeza en muchas jóvenes el rostro de la injusticia, del abuso y comercio sexual, el estrago de la drogadicción, de la prostitución y algunas enroladas ya en el crimen organizado. La Iglesia siempre ha promovido y defendido la vida auténtica y la dignidad de toda persona; cualquier marginación, distorsión y atropello a su dignidad no va con la fe católica, va en contra del plan de Dios. Se nos impone a todos quitarnos la venda, deponer el orgullo y actuar ya con responsabilidad social.

La mujer sigue siendo un sector desprotegido en muchos campos; con el fenómeno de la migración son cientos las mujeres que deben asumir solas la enorme responsabilidad de educar y a veces de sostener a los hijos, hay que añadir las madres solteras que llevan toda la responsabilidad familiar y a las viudas que quedan con hijos pequeños; crece el número de mujeres que, ante la difícil situación económica, trabajan fuera de casa para apoyar la economía con el consecuente desgaste, limitaciones y riesgos.  

No se trata de un simple malestar social, se trata de un problema profundo social y humano que ha dañado gravemente no solo la justicia sino la misma dignidad humana. Si no queremos parches, necesitamos actuar con urgencia desde todas las instancias, sectores, comunidades y familias para impulsar juntos los derechos humanos, sociales y políticos que como personas permitan a toda mujer superarse, una mayor participación en la construcción de nuestra sociedad desde la mirada y actuación femenina que dará integralidad capaz de enriquecer, transformar y humanizar los diferentes espacios sociales.

Con mi saludo y bendición para todos.
                                                                   
                                                                                                      + José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca  

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